jueves, 12 de marzo de 2015

EL PROCESO PENAL EN SU LABERINTO

Tres cosas, se llamaba aquel disco glorioso de Juana Molina, del que alguna vez dijimos algo, hablando bajo, claro.

Tres cosas (malas), producen los procesos penales en países como argentina.
Tres males institucionales/políticos son servidos por los procesos penales:

1.- Impunidad (especialmente en los procesos que se dirigen contra los poderosos)
2.- Incerteza (especialmente en los procesos complejos)
3.- Abuso de Poder (especialmente en los procesos se dirigen contra los débiles, marginados, excluidos)

De este modo, reproducen, tal vez incluso agrandan, la desigualdad, la arbitrariedad y la anomia que caracteriza nuestra práctica institucional y política.

Los procesos penales son (funcionan de modo) radicalmente ilegítimos en países como argentina.


Interesantemente (lamentablemente) argentina reformó su código procesal recientemente -hace 4 minutos aprox.-, sin siquiera poner estos males sobre la mesa, y mucho peor aún, claro, sin  diseñar su nueva legislación procesal para superarlos, atenuarlos, etc.

Si se pregunta a quienes impulsaron la reforma qué males se querrían superar, esos serían "la demora" y "la lógica inquisitiva", la rigidez....todo muy lindo....pero the matrix está en otro lado. Con la reforma en el mejor de los casos (y el mejor de los casos no es nuestra costumbre), el proceso penal argentino seguirá produciendo estos males, "más eficientemente" con menos demora, con más flexibilidad y con lógica acusatoria... En el peor de los casos (tampoco es que seamos una máquina de lo peor), la implementación de la reforma legal profundizará algunos de los males.

Pero lo más interesante -además del grosso paseo en bici por el embellecido lado regatas en el que estos pensamientos tomaron forma- es el hecho de que el proceso penal legítimo debería servir, precisamente a la contracara virtuosa de esos tres males. Debería producir:

1.- Responsabilidad
2.- Verdad
3.- Garantías

Tres valores a los que el Proceso Penal podría servir aún en su forma clásica, podrían constituir su fuente de legitimidad (sin pensar por ahora en cuestiones de legitimidad democrática, fraternidad cívica, etc. que nos lleva incluso más lejos, ni tampoco en otras cosas, mucho menos interesantes como la "reducción de conflictos")

Pero, por supuesto, estos 3 valores apuntan a diseños institucionales y funcionamientos diferentes, y lo que puede ser funcional o instrumental para realizar uno de ellos, puede ser un costo para otros, como sabemos con numerosos casos muy intereasantes (pruebas corporales compulsivas, facultad de lxs imputadxs de mentir, etc.)


Y ni hablar si incluimos en todo esto (como debemos) la cuestión de la escasez de infraestructura y la necesidad de priorizar las horas de trabajo del min. público, etc. (la tendencia a postergar la investigación en casos complejos no afecta "garantías", pero desbalancea la "responsabilidad", etc.)


En todo caso, el proceso penal será realmente legítimo cuando se logre institucionalizar un balance funcional de estos tres valores

Pero, al menos, el proceso penal comenzará a ser menos ilegítimo cuando:
a.- produzca responsabilidad y no impunidad en los casos que involucran a los poderosos.
b.- produzca verdad y no incerteza en los casos complejos.
c.- produzca garantías y no abuso de poder en los casos que involucran a los débiles.

No lo veo, ni cerca por ahora (hoy estamos en las antípodas).. Tan lejos que ni siquiera lo estamos discutiendo, aunque acabamos de reformar el código procesal....

Como te decía, el proceso penal es un laberinto ...uno del que ni el hilo de Ariadna...propiamente....





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