http://www.youtube.com/watch?v=WrpL0X0pLoo
"adentro queda un cuerpo, la bengala perdida se le posó, allí donde se grita gol"
Ya está, no hay vueltas. Ya ha ocurrido en mi ese secreto
instante en el que algo se “ve” con una especie de clarividencia insoportable,
que cambia nuestro entendimiento sobre algo, para siempre.
Por supuesto, cuando ocurre, advertimos que en realidad todo
estaba ahí desde antes, como pedazos de un rompecabezas revuelto, que ahora –en
ese secreto instante- se forman como una figura gestáltica, que por fin vemos –reconocemos,
nos animamos a mirar de frente.
Y luego, la opción de hierro…actuar consistentemente –hacer lo que debemos- o hacer como si no lo hubieramos visto, devolver la
figura gestáltica al revuelto rompecabezas.
En mi caso. Es tiempo de dar el paso.
El futbol argentino es un horror organizado; delictivo,
mafioso, criminal, corrupto y –llegado el caso- asesino.
Así ha venido siendo por demasiado tiempo, alimentado de (y
alimentado por) todxs nosotrxs, consumidorxs de camisetas, entradas, programas
de radio, de televisión, festejadorxs de triunfos, sufridorxs de derrotas,
creativxs de la cargada, discutidorxs de estilos, lectorxs de diarios y suplementos
deportivos, celebradores o insultadores del sponsoreo gubernamental, coreadorxs de slogans cínicos e intolerantes (todo
pasa, LTA y mil más).
Hace demasiado tiempo nos escandalizamos por las cíclicas
muertas, la misma muerte una y otra vez, repetida karmáticamente, sin que
aprendamos nada (salvo nuevas formas periodísticas de rasgarse las vestiduras
por 3 minutos).
Hace demasiado tiempo nos escandalizamos por el crimen
organizado del que participan como organizadores, instigadores, cómplices
necesarios, cómplices voluntarios los dirigentes, los deportistas y sus
entrenadores, los periodistas, las fuerzas de seguridad, los gobernantes.
Hace demasiado tiempo buscamos chivos expiatorios cómodos (desde
un supervillano todopoderoso, un grupito de violentos, hasta “la violencia
social generalizada”)… que nos dejan cómodamente “inocentes”,
“limpios”, “impotentes”, tal que podamos seguir haciendo nada, siendo nada.
Igual que con todos los horrores organizados -con todos, sí- desde el genocidio de la dictadura hasta los cromagnones, el transporte asesino, las mil formas de trata de personas,...,pasando por
todo lo que tu lucidez te permita reconocer…hemos desarrollado durante
demasiado tiempo las más cobardes e irresponsables formas de “negación”, “búsqueda
de chivos expiatorios cómodos”, “escandalización autoindulgente” que garantizan
SÓLO UNA COSA: que todo siga igual, y nosotros comodxs en nuestro cobarde e
irresponsable silloncito (mental).
Estamos muriéndonos de futbol (hace décadas).
Y ya no sirve separar “fútbol”
y violencia y crimen”.
La matriz los une consustancialmente. El futbol
argentino es violencia criminal.
Si aceptás el fútbol aceptas la violencia criminal. Incluso
como un “daño colateral”, incluso como un “resultado no querido pero inevitable”.
Al consumir el futbol argentino, aceptás su violencia y sus crímenes
estructurales.
Qué dirás después, cuando la lucidez social ocurra? Dirás
que “no sabías que era tán grave”, “dirás que estábamos prisioneros de 3 genios
del mal”, “dirás que éramos rehenes”?. MENTIRA. VERGÜENZA. NOS ESTAMOS MINTIENDO, Y NOS ESPERA LA VERGÜENZA.
Ya está, no hay vueltas. “No quiero un valle de catacumbas,
nunca más, no quiero que me llenen de sal, jugando hasta no poder”.
Hoy es el día en que dejo de consumir fútbol argentino (en
todas sus formas, en todas sus manifestaciones, en todos sus círculos de
ganancias).
Hoy es el día en que me avergüenzo.
Hoy es el día en que, así, avergonzado de mi mismo, acuso a quienes siguen consumiéndolo (en
las formas que sea) de ser partícipes este horror organizado; delictivo,
mafioso, criminal, corrupto y –llegado el caso- asesino.
Me fue muy grato encontrar esta publicación. Personalmente comparto el repudio al fútbol argentino (aunque, para ser "justos", probablemente el mío sea un sacrificio mucho menor al suyo), pero creo que mi repudio va dirigido hacia el fanatismo en muchas o todas sus expresiones. Impera una definición de fanatismo; me la debo a mí mismo.
ResponderBorrarUn saludo, profe!