jueves, 8 de agosto de 2013

JUSTICIA DISTRIBUTIVA EN DEMOCRACIAS JÓVENES (INJUSTAS)

Algo que recurrentemente me sorprende es la resignada aceptación (o la negación) institucional, social, política y jurídica de las crueles, graves y socialmente determinantes condiciones de injusticia distributiva con las que hemos conformado el país.

Quiero decir, el hecho de que sepamos (no podemos ignorarlo) que lo que "tenemos" -quienes tenemos- y no tienen -quienes no tienen- es producto, resultado, consecuencia de prácticas sociales/jurídica/institucionales indefendibles por su injusticia (sustantiva y procedimental). Y sin embargo, actuemos como si eso no fuera así (una especie de estado de negación colectiva exasperante).

Desde la pervertida aplicación de la enfiteusis en tiempos de Rivadavia en adelante, y sin dejar afuera prácticamente ninguna de las arenas de las relaciones sociales (tanto económicas, como políticas como familiares) la injusticia distributiva nos define como comunidad política, y define aquello con lo que contamos (o no) para llevar adelante nuestras vidas (y ni hablar si nos decidimos a incluir la sociedad de castas colonial, como debemos hacer).

Por eso, me resulta llamativo lo poco (lo nada) que discutimos sobre el desafío institucional de transformar radicalmente, y de manera urgente e impostergable, nuestra estructura de distribución de bienes, recursos y oportunidades; ahora que hemos decidido vivir en un estado legítimo (democrático y constitucional).

Ese adormecimiento me desespera.

Un interesante ejercicio para sacudirse la modorra y activar las alarmas de la redistribución puede encontrarse en este lindo libro, generosamente disponible en internet (el link está más abajo).

Si bien enfoca bastante en la salida de conflictos armados o dictaduras, y en el aspecto de la redistribución de la tierra, los puntos conceptuales son, creo, valiosos para pensar sociedades como las nuestras, donde la injusticia distributiva precedía largamente la emergencia de la dictadura (de hecho, el paper de Uprimny y Saffón da cuenta de ese rasgo, también en Colombia, por ejemplo).

Una agenda urgente para nuestra generación.

Tomemos el desafío de construir una teoría de la justicia para sociedades "desordenadas". El contractualismo filosófico no tiene una teoría para la transición (desde el colonialismo, la dictadura, lo que sea)....Y dicha teoría es lo único que necesitamos por aquí....o la escribimos nosotros, o seguiremos nadando en la piscina de gofio, discutiendo fórmulas sobre la "igualdad de bienestar", "capacidades", "velos de ignorancia", y mil etcéteras tan estimulantes como improductivas para dar el gran paso (el primero, el único verdaderamente importante).

Como en varias cosas, en las últimas décadas, los colombianos marcan el camino.

http://www.fichl.org/fileadmin/fichl/documents/FICHL_6_web.pdf


No hay comentarios.:

Publicar un comentario