Ayer, 19 de Enero de 2015 la conocimos.
Una carta escrita, para una presidente que disfruta de la comunicación oral, la improvisación discursiva. Una carta escrita en tiempos de comunicación audivisual o de 140 caracteres, es un tesoro.
Anibal Fernández aventuró que la extensión de la carta la hacía probablemente incompatible con el formato de un mensaje de cadena nacional.
Algo muy serio, muy meditado, muy extenso nos ha escrito la presidente ayer.
Entonces...debemos leerlo, debemos meditarlo. Pues cada frase de la carta ha sido cuidadosamente pensada para nosotros. Se insertaron imágenes en el texto, cuidadosamente pensadas para nosotros. Fue la primera comunicación presidencial posterior a la muerte del fisal Nisman y a la denuncia que había formulado.
El texto de la carta parece orbitar alrededor de dos agujeros negos, dos vacíos que atormenten, dos vacíos de muerte. Las muertes del atentado AMIA y la muerte del fiscal son puro vacío, una nada que parece arrastrar todo hacia su centro, inhabitado de sentido.
Pero la carta, es la carta de una acusada. Es una carta de defensa (a veces, se dice, la mejor defensa es un ataque, pero un ataque para defenderse sgue siendo una defensa).
Acaso por eso, la carta me parecía anacrónica, ante la misteriosa muerte del fiscal.
Por qué sonaba defensiva una carta publicada luego de la muerte de un fiscal (por más que ese fiscal hubiera denunciado a la presidente), incluso si la principal explicaciòn que se postula para esa muerte es la de un suicidio?
Entonces...leámosla de nuevo...y la cosa tal vez se aclare más.
Què nos dice sobre la muerte del Fiscal? Pues prácticamente nada. Leyendo sus 40 párrafos encuentro que sòlo se refiere al fallecimiento del fiscal en los 2 primeros y en uno de los 4 últimos.
De qué nos habla entonces, en su carta, la presidente?
Nos habla del atentado que sufrió en su estudio en los años finales de la dictadura (otro atentado impune, intuimos).
Nos habla del brigadier Antonietti.
Nos habla de las trapisondas del gobierno y la justicia de Menem para encubrir a los autores del atentado AMIA.
Nos habla de sus sospechas sobre el contexto en el que Nisman presentó la denuncia contra ella y sus presuntos cómplices (sus dudas sobre el viaje, el regreso, la situación de su hija, la autoría de la denuncia).
Nos habla de las tapas de Clarín en los días inmediatos anteriores a la denuncia.
Nos habla con preguntas retóricas, aunque sin decirnos nada directamente.
Es una invitación directa a que todos ejerzamos la impunidad retórica, de antemano, sin siquiera conocer la denuncia.
La carta de la presidente es, fundamentalmente, su primera vía de defensa (vía deslegitimación) contra la acusación de Nisman.
No es su mensaje a la comunidad ante la muerte de Nisman.
Acaso la estaba escribiendo, meditando, puliendo, en esos días de extraño silencio, cuando fue sorprendida por el fallecimiento de su acusador.
Una carta de lo màs extraña, nos escribió la presidente. Una carta casi imposible. Una carta donde ensaya una defensa ante la acusación de una persona que acaba de morir, misteriosamente.
Me temo que no había forma de que el ejercicio saliera bien.
Como decía Andrés, "La Suerte Juega con Cartas sin Marcar".
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